martes, febrero 21, 2012

Malén y su futuro escolar

Hace ya algunos años, que en vacaciones somos invitados a visitar a una poeta, profesora Mapuche de la Sede Villarrica de la PUC en su hogar de Quepe, gran amiga y amiga también de mi hija mayor, María Isabel Lara Millapán. Ahí hemos conocido a su mamá, a su tía abuela, y a sus dos sobrinas hijas de su hermano (quien también es profesor y trabaja en una Escuela del sector).

Es un sector eminentemente Mapuche, lo cual implica estar en contacto con lo que es una cultura tan llena de riqueza y aun tan poco conocida.

Este año me sorprendió grandemente la capacidad Malén (la sobrina mayor de María Isabel), quien pasando recién a Primero Básico ya sabe leer y con procesos matemáticos bastante avanzados. Más me sorprendió al verla leer unas poesías de su tía en mapudungun, con todo lo que ello implicaba. ¡Qué dolor de cabeza para la profesora que la reciba!, ya que ella tendría que enseñarle lo que Malén ya domina y aún más siendo “bilingüe”.

Ella además deberá comenzar a estudiar, por las nuevas adecuaciones de los planes y programas, el idioma Inglés, es decir, deberá ser “trilingüe”. Y lo más divertido, es que muchas veces he escuchado que estos niños tienen dificultades serias para comunicarse y para poder aprender adecuadamente en la enseñanza básica. ¿Dónde se pierden estos niños y niñas? ¿Qué pasa con ellos en sus aprendizajes escolares?

¿Tomamos en cuenta esta gran riqueza que niños como Malén, ya traen? ¿Cómo reaccionará el sistema escolar ante esta realidad de los niños como Malén? Claro, Malén y su hermana Ayïn juegan todo el día en el campo, tras las gallinas, los corderos, se esconden en las gavillas de trigo, buscan la miel de los panales que la abejas crean entre los árboles, se suben al árbol quemado en dos por un rayo en una noche de invierno y se duelen (entristecen) del río que muchos ensucian más arriba.

La mamá de María nos recibió con un vaso de chicha de manzana, bebida con que nos daba la bienvenida a su manera, y después un mate con huevitos y otros agasajos. Diego volvía de caminar y caminar con su hijo de 2 años, Dieguito quien no tenía descanso para correr en las tierras de sus ancestros. La Tía Juanita, ya con sus años (Tía abuela de María y Diego) cuida con celo que todo lo que se haga en sus tierras tenga el sentido de lo que sus padres y abuelos habrían querido que se hiciese.

Es en ese ambiente en se ha formado Malén y con esa vida llegará a la Escuela y también con lo que ve en la tele: calle 7 y otros programas. Cierto, ella está en contacto, a través de sus padres y tía de una realidad muy distinta a otros niños, mas similar en cuanto a que muchos de ellos también ya hablan castellano y mapudungun y cuán importante sería que la escuela se hiciese cargo de esta realidad y las potencia al máximo, no las detenga ni las minimice.

La observo nuevamente, veo con qué facilidad pronuncia los fonemas tan complejos para un huinca como yo de su cultura mapuche, al lado de su tía María Isabel Lara en un libro de poesías escrito por ella. Es aquí donde veo la gran diferencia que tiene un niño que se forma en un ambiente lector desde su más tierna infancia a aquel que no tiene esa posibilidad, ya que Malén en nada se diferencia de un niño que vive en sectores acomodados del gran Santiago e incluso si lo comparo con muchos de ellos va mucho más adelantada.

Cuánto me agradaría poder hacerle un seguimiento a Malén y a su hermana Ayïn y ver cómo se va desarrollando su proceso de aprendizaje a lo largo de su realidad escolar, ver cómo esta niña va creciendo en lo que es esta mezcla de su propia cultura familiar y lo que es la otra cultura que tiene en su Escuela. Es una niña que ya ha comenzado a hablar, escribir y vivir dos culturas distintas y lo hace con “ventaja” a la gran mayoría de los niños chilenos, quienes llegan con un solo modo de lenguaje en su comunicación y que se “supone” que vienen con mayores posibilidades futuras.

Miro cómo juegan ahora corriendo y escondiéndose entre las espigas junto a mi hija mayor (convertida en otra niña junto a María Isabel su gran amiga) y pido sinceramente que esos sueños y esperanzas tengan un buen mañana para Malén, Ayïn y Dieguito.