domingo, enero 24, 2010

Un hijo agradecido por lo que sus padres dieron por él y sus hermanos


Hace ya un tiempo conocí unos papás maravillosos y muy comprometidos con la educación de sus hijos: los Ubilla - Pareja. Carlos debía estar cada mañana muy temprano en su pega, pero NUNCA reclamó por las reuniones en las que tenía que estar por el compromiso que asumían con Pame en el colegio de sus hijos hombres: el Notre Dame.

Hoy Carlos (el Negro Ubilla) escribe algo muy hermoso en relación a sus papás y que me atrevo a compartirlo, esperando que muchos papás tengan la alegría algún día de que sus hijos escriban algo parecido de ellos.

Gracias Carlos, por tan hermoso testimonio y perdona que nuevamente me aproveche de tus comentarios.

Un abrazo.


"Es domingo y estamos sentados en la sobre mesa, teniendo una tarea por cumplir, hago una pregunta a mis papás, la que nos dio pie a una conversación de al menos 2 horas, tiempo en el que ellos repasaron y contaron su pasada, no mejor que eso, su participación en su Notre Dame, en la educación y formación de sus hijos y de su familia.

Mi tarea era conseguir los años y los puestos que como apoderados mis papás habían entregado al Notre, pero me fue imposible anotar y retenerlos todos, como pareja fueron representantes de todos los cursos desde pre kínder hasta cuarto medio, encargados de pastoral, presidentes del centro de padres, participantes activos en el grupo scout, es más prometieron ante Dios el cumplir la ley scout, estuvieron en millones de reuniones, festivales de la expresión, dejaron 21 años en la educación participativa de sus hijos. Como dijeron sabiamente en el curso de la conversación, no importa los puestos, ya que ellos siempre sintieron que no podían dejar la educación solo en la manos de un colegio, que ellos son más responsables de la educación de sus hijos y que en el colegio habían encontrado el nido especial para ser parte de la educación y formación de personas, las que fuesen participes activas de una sociedad, que se fomenta desde la familia.

Corría 1988, tenían que buscar colegios para sus hijos y tal como Polain, querían y creían en un sistema no tradicional, un sistema basado en la confianza, en el que profesores, los niños, padres y apoderados, auxiliares y directivos, creyeran en la formación de personas y no en enciclopedias humanas, así llegamos al Notre Dame, al castillo. En 1989 sus dos hijos mayores ingresaron a kínder y segundo básico, fue ese año cuando comenzaron como delegados de kínder y como contaba mi mamá participaron en la inauguración del Colegio Chico. Se recordaban como junto a otros papás, los profes y directivos comenzaron a dar vida a las salas, hacer las cortinas, elegir sus colores, comprar basureros, organizar los espacios.

Los recuerdos son muchos, el ver su felicidad al contar tantas experiencias vividas, como el primer bingo que ayudaron, cuando sin saber el sistema compraron un saco de maíz para marcar los números, sin saber que cada cartón venia con un sistema de marcado, o cuando sin tener hijos en scout, fueron a dejar a los ardillas a campamento. Mi mamá no deja pasar la ocasión para reclamar en que solo existe un campamento padre e hijo, que ella quería un campamento madre e hijo, mi papá la mira y se ríe. Alguien saca el tema de las reuniones de apoderados, a los que ambos responden que son el espacio para apoyar al colegio y especialmente a los niños en los procesos educativos, que nunca las vieron como una lata, que tras 21 años las extrañarían, que pensaban “adoptar” a un niño del colegio para seguir participando.

Nuestros papás creen y viven en “Educar en Libertad”, fueron parte de este Notre, es más analizándolo bien, ellos son más Notre Dame que cualquiera de sus tres hijos que pasaron, tuvieron diferencias con el colegio, pero las conversaron, no fueron de los padres que piensan que por pagar una mensualidad sus hijos debían estar “educados”, ellos son tan educadores como un profesor.

La Pame y el Caco, un matrimonio, pilares de una familia, la primera tejió cientos de cuadritos para hacer frazadas de lana, el segundo estuvo al lado de cuanta parrilla se armase en las actividades de colegio, ambos fueron un equipo que siempre estuvo para ser un aporte.

Papás, somos el Martin, el Nico, la Danae y el Nacho, gracias por su educación, por educarnos en una libertad con responsabilidades, en centrarse en formar personas, libres para ser médico o profesor, pero libres y responsables en serlos."