domingo, octubre 17, 2010

¿Qé pasaría si leyésemos el comentario de Mañalich en clave pedagógica?

Hoy domingo, salió en El Mercurio un comentario del Dr. Mañalich, Ministro de Salud, sobre su experiencia con el proceso de ayuda a los mineros. Lo leí y poco a poco comencé a pensar que bien podrían esas palabras ser "leídas en clave pedagógica".

Lo volví a leer y a subrayar aquellos aspectos o comentarios que podría verlos en relación a la educación. Muchas veces sentimos que la educación en Chile está abajo en esos túneles y necesitamos un rescate también nacional.
Les entrego mis subrayados o destacados y que cada uno saque sus propias conclusiones.

¡Protocolos para todo!
Jaime Mañalich Ministro de Salud

El día 22 de agosto recibí un llamado. Se me indicaba viajar de inmediato a la mina San José para coordinar la atención de salud de los mineros que habían sido encontrados con vida luego de 17 días de frenética búsqueda. En el lugar había solo entusiasmo. Un improvisado campamento de 600 personas celebraba con fogones, cantos y algarabía un milagro. Caminé unos cientos de metros, luego de ver la entrada sombría de la mina que se había tragado a los trabajadores el 5 de agosto. Llegué a un lugar aislado, en el recodo de una curva, donde había unas pocas personas alrededor de una superficie de tierra, en cuyo centro asomaba un tubo metálico, algo inclinado, de 9 cm de diámetro. Conectaba a más de 600 metros de profundidad con una caverna oscura, húmeda y calurosa, donde se habían reunido los 33. Estarán hasta Navidad -dijo alguien. El frío, la soledad y el silencio del desierto eran sobrecogedores.

Ver ese tubo negro y la angustia fueron simultáneos. ¿Cómo realimentar, cuidar y tratar a esos hombres por los próximos tres meses? ¿Cómo mantenerlos unidos y organizados? ¿Cómo tratar las enfermedades que obviamente desarrollarían? ¿Y qué hacer si uno tenía una apendicitis aguda? ¿O una neumonía? ¿O se caía y tenía una fractura expuesta? ¿Quién puede enseñarnos de una experiencia así? ¿Quiénes pueden concurrir? ¿A qué se parece esto?

Se contaba con un dispositivo precario, que descendía un tubo de PVC -se le llamaba "paloma"- dentro del cual se enviaban botellas y se recibían mensajes. El cálculo inmediato para bajar diariamente 90 litros de agua ya no calzaba. Los días siguientes fueron inolvidables: montar una logística de suministros e información; saber que uno de los mineros -Yonni Barrios- entendía de primeros auxilios y lograr una forma de trabajar con él; recuperar fichas clínicas con antecedentes y hacer una nueva evaluación con preguntas simples y específicas para cada uno; convocar a un grupo de expertos que elaborara protocolos de acción para las condiciones que incluso remotamente podrían presentarse; invitar a expertos de la Armada en rescate submarino y convocar a altos ejecutivos de la NASA; garantizar un protocolo de evaluaciones diarias; diseñar un sistema de Tratamiento Especial (UTE), como concepto virtual de observación y tratamiento para los que presentaban problemas, solo por ilustrar.

Conocí personas notabilísimas, como el Dr. Jorge Díaz, la enfermera Marcela Zúñiga (el Ángel de la Guarda) o el psicólogo Alberto Iturra, de la ACHS; el comandante Renato Navarro de la Armada, y René Aguilar de Codelco, artífices silenciosos de esta epopeya.

¿Qué podíamos hacer? Solo tres cosas: prevenir, tener protocolos pre-establecidos para cada condición y confiar. Prevenir o morir, esa era la opción. Cualquier enfermedad debía ser diagnosticada en su inicio, manteniendo un umbral muy bajo de sospecha, y reaccionando de inmediato, aun a riesgo de sobreactuar. Los elementos debían ser objetivables al máximo: una visita telefónica o por video, una cámara de alta resolución para interconsultar especialistas, tener abajo elementos simples, pero aplicarlos sistemáticamente: temperatura, presión arterial, pulso, respiración, saturación de oxígeno, peso diario. Conocer las condiciones ambientales siempre: presión parcial de gases, polvo en suspensión, humedad, luminosidad. Vacunar contra lo que fuera prudente. Para una generación formada en una medicina altamente tecnologizada, cómo anhelábamos tener la sabiduría de nuestros antiguos profesores.

Los protocolos fueron una obsesión. A lo mejor se nos pasó la mano. Dan para varios libros. ¡Protocolos para todo! Sin embargo, quizás ayudaron a que salieran como salieron, porque es posible que hayamos tratado una enfermedad sin saberlo. Al final, me quedo con la respuesta que me dio el Jefe de la NASA a la pregunta: ¿qué nos falta para ser desarrollados? R.-"Ustedes no escriben protocolos para lo que hacen". Y le hicimos caso.

De a poco tras el concepto "mineros" empezaron a aparecer nombres, caras, voces, vivencias, y expresiones de ánimo. Como debe ser, de "casos" a personas.

¿Cuáles son las certezas del día siguiente? ¿Qué aprendimos?

  1. Prevenir es lo que más rinde. Obviamente; pero no solo en el sentido de la eficiencia. Prevenir puede ser la única manera posible de tratar una enfermedad.
  2. La medicina debe incorporar otras disciplinas. Siempre ha requerido la física para el diagnóstico y la química para la farmacia. Hoy necesita abrir las puertas de par en par a la Ingeniería Industrial. Una manera prolija y protocolizada de entregar el cuidado. En definitiva, una mejor gestión en la atención del paciente.
  3. El objeto como sujeto. Las personas deben y pueden cuidar de sí mismas. No necesitan ni aceptan la idea "nosotros sabemos - Ud. haga como le decimos". Los mineros, como debieran serlo todos los pacientes, fueron partícipes informados.
  4. Cada cosa tiene su tiempo justo. El tiempo oportuno para cada acción no espera. Si pasa, no vuelve. Y hay casos en que no ver el tiempo preciso, se paga con la vida.
Quienes participamos de esta misión y conocimos a sus protagonistas, 33 hombres que lucharon, confiaron y nacieron de nuevo, estamos en deuda.

1 Comentarios:

A la/s 3/30/2011 12:31 p.m., Anonymous Mauricio Zech dijo...

buenos los subrayados!!! claro que también hay que tomar en cuenta que hubo un enorme equipo trabajando coordinadamente con recursos ilimitados para encontrar las mejores soluciones ipso facto a los problemas que se presentaban. En el campo de la pedagogía, es muy difícil encontrar equipos tan formidables y los recursos listos para ser usados cuando se les requiere ... aunque existen muchos establecimientos educacionales que tienen altos logros para sus alumnos con pocos recursos y mucho corazón de profesor.

 

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