miércoles, septiembre 06, 2006

Miguel: sigues presente.



Paula, sobrina de Miguel, nos transmitió una conversación sostenida con él y que transcribo porque lo revela de cuerpo entero.


"La tarde del 2 de diciembre del 2005, tuve una conversación con Miguel en su jardín. Cuando llegué a casa escribí parte de lo que él dijo. Desde entonces estuvieron guardadas hasta hoy, en que sentí que era el momento de recordarlas." (Paula)


"Puede que nada de esto sea justo, no sé si tendrá alguna lógica pensándolo en un orden objetivo. Pero creo que debemos asignarle un sentido. No yo, porque yo no estaré aquí, yo espero que ustedes le asignen un sentido a mi partida.

Las dos preocupaciones que tenía, ya no las tengo; mi muerte y lo que pasará con la gente que quiero. Sé que van a resistirlo.

He sido muy feliz, he amado y me han amado profundamente. He trabajado siempre en lo que he querido y han reconocido mi trabajo. Tuve la suerte de poder tratarme mi enfermedad sin dejar deudas. He podido procesar mi muerte y acompañar a todos en el duelo de mi partida, pero sin duda habrá un trabajo que tendrán que hacer sin mí.

Todo lo que dicen de mí, todos esos atributos que me asignan, no son míos como individuo. Soy parte de una historia, soy lo que han sido mis padres, mis abuelos, mis antepasados; gente honorable que luchó por la vida. Y soy además todo lo que son quienes me rodean. Me he impregnado de cada uno. He aprendido de mi familia y de ustedes. Y eso seguirá existiendo.

Lo único que me hubiera gustado hacer, es haber aprendido muchos idiomas, y viajar. Por eso le digo a la Malila que cuando yo me vaya, ella viaje, porque quizás pueda viajar con ella, acompañarla, viajar a través de ella. Espero que todos viajen.

Si existe un paraíso, para mí sería una parrilla con bife de chorizo, junto a todos quienes ya han partido, y allí esperar la llegada de cada uno de ustedes.

Hay que amar profundamente. Vale la pena, aunque después se sienta un dolor intenso. Aún así vale la pena haberse entregado a amar al otro.

La vida está en las pequeñas cosas, en hacer el pan, lavar los platos, barrer. Pero barrer de la mejor manera que puedas.

Agradezco este final con tiempo para despedirse, para pensar en la propia existencia."
MIGUEL TAPIA